lunes, 2 de diciembre de 2019

Duelo, como afrontarlo 3ª parte


Como vimos en el artículo anterior el proceso del duelo no es siempre fácil de manejar, en algunas ocasiones las personas que han perdido un ser querido se quedan ancladas en el sufrimiento, a veces por falta de recursos o porque hay emociones muy intensas que no sabe gestionar y por lo tanto interfieren negativamente en su vida. Estas personas, entre un 10 y un 20%, necesitarán ayuda de un profesional (terapias holísticas: Flores de Bach, terapias de apoyo psicológico o de bienestar).
El tratamiento debe darse de forma temprana para evitar que los síntomas se cronifiquen. La expresión  de sus sentimientos,  la adquisición de competencias y recursos  ayudarán  a aliviar los síntomas depresivos,  reconstruir su autoestima y  potenciar sus habilidades personales; así como facilitar y superar la nueva situación. En estos casos los grupos de apoyo suelen  ser de gran ayuda, sobre todo cuando la persona se siente aislada por el peso del dolor.
Además cada persona afronta el duelo de una manera determinada, así mismo cada duelo se vive de forma diferente según las distintas pérdidas experimentadas. Al ser cada persona fallecida única e irrepetible, así como las relaciones interpersonales que se establecen con ellas, el superviviente nunca vivenciará de la misma forma la muerte de dos allegados. Por lo tanto, cada proceso de duelo será, en cierto modo, siempre diferente.

Durante el proceso del duelo pueden manifestarse síntomas físicos y psicosomáticos (pérdida de apetito, insomnio, ansiedad, cefaleas, etc.) y aumentar la posibilidad de padecer enfermedades, además de los síntomas psicológicos como pena, culpa y dolor principalmente.
CUANDO EL DUELO SE CONVIERTE EN PATOLOGICO
A veces las reacciones emocionales son muy intensas e impiden el normal funcionamiento de la vida diaria y/o se alargan demasiado en el tiempo (más de un año), o aparecen síntomas poco habituales (sentimientos suicidas, alucinaciones, conductas desadaptativas). En ocasiones el dolor se intensifica tanto que estas personas pueden llegar a negar la pérdida, se sienten desbordadas y sin mostrar avances en el proceso del duelo.
Estrategias de afrontamiento negativas:
·         Anclaje en los recuerdos y planteamiento de preguntas sin respuesta
·         Sentimientos de culpa
·         Emociones negativas de ira o de odio
·         Abandono del cuidado personal
·         Aislamiento social
·         Consumo excesivo de alcoholo drogas
·         Abuso de medicinas
El duelo patológico se puede manifestar a nivel psicológico en forma de autorreproches (por ejemplo, por no haber hecho lo suficiente por el difunto, incluso si han extremado de modo admirable sus atenciones). A veces, la tristeza patológica puede complicarse con otros síntomas, como el aislamiento social, la falta de cuidado personal, falta de actividad, el consumo abusivo de alcohol o de psicofármacos, etc. A nivel físico, pueden surgir alteraciones de la salud persistentes: trastornos del sueño y del apetito, fatiga, dolores musculares, conductas hipocondríacas, estreñimiento, cefaleas, etc., lo que les lleva a consultar con mucha mayor frecuencia de lo habitual al médico de familia.
Además del equilibrio emocional, del apoyo social y familiar existen otras causas que pueden influir en el desarrollo del duelo, como es el vínculo con la persona fallecida y las circunstancias de la muerte. Especialmente si se trata de una muerte inesperada o de la muerte de un hijo.
La muerte de un hijo es un hecho antinatural, que produce una inversión del ciclo biológico normal. Ni siquiera hay un término para describir al superviviente, como lo hay en el caso de la pérdida de un padre (huérfano) o de un marido (viuda). Alrededor de un 20% de los padres que pierden a un hijo no llegan a superarlo nunca.
La pérdida de la pareja puede suponer un choque emocional muy intenso, sobre todo cuando el superviviente dependía emocionalmente de ella, tenía un estatus social en función de ella y carece de habilidades o de salud para readaptarse a la nueva situación y sobrevivir emocionalmente por sí solo.
Existen ciertos tipos especiales de muerte (homicidios, suicidios, muertes repentinas) que pueden requerir un esfuerzo adicional para integrar un proceso de duelo adecuado y superar con éxito el mismo. El impacto emocional mayor de una muerte en un superviviente es cuando ésta es prematura, inesperada o trágica (enfermedades cortas, accidentes, de personas jóvenes).
*Cuando existe un estado de shock podemos recurrir al preparado de floral llamado RESCUE REMEDI. Esta mezcla de esencias aporta serenidad, aceptación, calma, valor, alivio del estrés mental y la tensión,  contra la pérdida de consciencia y el temor a perder el control.
Factores de los que depende el duelo:
1.       Inestabilidad emocional previa del paciente. Las personas con antecedentes de depresión,  trastornos de ansiedad, con características problemáticas de personalidad (dependientes emocionalmente, obsesivas, acomplejadas, etcétera) corren un mayor riesgo de derrumbarse  y sufrir un duelo patológico en  caso del fallecimiento de una persona próxima. Asimismo las personas con una salud delicada son las que tienden a caer más fácilmente enfermas durante el duelo.
2.       Experiencia negativa de pérdidas anteriores. Es más probable sufrir un duelo patológico cuando una persona ha experimentado muchas o recientes pérdidas y cuando la reacción ante las anteriores ha sido particularmente intensa o duradera.
3.       Variables psicosociales, como estar en una situación económica precaria, hacerse cargo de niños pequeños, no tener posibilidad de rehacer la vida, contar con una familia muy reducida, etc.
Personalidades resistentes al estrés:
·         Control de las emociones y valoración positiva de uno mismo
·         Estilo de vida equilibrado
·         Apoyo social y participación en actividades sociales
·         Implicación activa en el proyecto de vida (profesión, familia, actividades de voluntariado, etc.)
·         Afrontar las dificultades cotidianas
·         Pedir ayuda si es necesario
·         Realizar actividades que nos agraden
·         Sentido del humor
·         Actitud positiva ante la vida
·         Aceptar las limitaciones personales
·         Vida espiritual
Por el contrario, otras personas se encuentran atrapadas por la pérdida sufrida. No recuperan sus constantes biológicas (falta de sueño y apetito). Viven atormentadas con un sufrimiento constante, tienen dificultades para controlar sus emociones y sus pensamientos; se aíslan socialmente y se muestran incapaces de hacer frente a las exigencias de la vida cotidiana. Adoptando a veces conductas contraproducentes, beber en exceso, comer más o menos de la cuenta, automedicarse, etc.
Cuando solicitar ayuda profesional y cualificada (terapias holísticas):
·         Cuando las reacciones psicológicas perturbadoras (pensamientos, emociones, sentimientos o conductas) duran más de 4 a 6 semanas.
·         Cuando resulta difícil sobre llevar la vida cotidiana (relaciones familiares, laborales o escolares).
·         Cuando una persona se siente incómoda con sus pensamientos, sentimientos, emociones, conductas o se siente desbordada por ellos.
Los tipos de intervención recomendados para las personas que han elaborado un duelo patológico son tanto el tratamiento individual como el grupal y/o familiar, sin descartar en algunos casos la combinación de ambas modalidades o técnicas terapéuticas.
El objetivo de la intervención no es olvidar al fallecido, se trata de recordar al ser querido sin que este recuerdo bloquee al superviviente y su relación con la vida. En el caso de la terapia con Flores de Bach aplicaríamos la esencia floral Madre Selva, permite desapegarnos del pasado sin olvidarlo y poder seguir adelante con optimismo.
El propósito del tratamiento irá orientado a reducir la tristeza y la ansiedad, aumentar la autoestima y disminuir el aislamiento social; todo ello encaminado a mejorar la calidad de vida del doliente y a prevenir la cronificación del trastorno. Aquí podemos administrar distintas esencias flores como: Mostaza para la tristeza, Agrimonia para la ansiedad, Alerce para la autoestima y Violeta de agua para las personas que les cuesta socializar.
El duelo acaba cuando la persona puede integrar el recuerdo del fallecido en la vida cotidiana, siendo capaz de pensar en el ser querido sin sufrimiento, cuando se recupera la alegría de vivir, la esperanza y capacidad de disfrutar de nuevo de las pequeñas cosas.


El Sábado 21 de Diciembre dedicaré unas horas de la mañana para realizar un taller sobre el duelo. Veremos estrategias para gestionar mejor nuestras emociones para hacer este camino más llevadero.
Los que estáis interesados podéis contactar conmigo en el 659242289.

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